Por @eve_lynvv

Cuando comenzó en el mundo la pandemia por el Covid-19, y se masificó e hizo obligatorio el uso de mascarillas, comenzó otro problema en la piel, que antes no era común: el llamado “Maskne” o acné por uso de mascarilla. De repente nos sucedió que el estar constantemente usando una mascarilla nos hizo dar cuenta de que nuestra piel se sensibilizaba y comenzaban a aparecer muchos granitos, ¿cierto?

Lamentablemente, aunque la mascarilla nos proteja mucho contra este virus, también produce fricción en zonas de nuestro rostro como mandíbulas y puente de la nariz, pero además provoca que nuestra piel se congestione. Los poros naturalmente secretan sebo, aceites que hacen posible la formación del manto ácido de la piel, que gracias a su contenido lipídico y nivel de pH ácido, mantienen el balance del ambiente, pues en nuestra piel coexisten muchos microorganismos que forman la llamada microbiota de la piel, donde están presentes multitud de bacterias que son oportunistas en cuanto al balance de pH y de las condiciones del manto ácido (o barrera de nuestra piel).

Entonces, cuando los poros se congestionan por la acción de las mascarillas que atrapan la suciedad y contaminación ambiental, que friccionan la piel y mantienen un ambiente de alta humedad que debilita la barrera de la piel, la consecuencia es la aparición de comedones inflamados: acné. Lamentablemente el maskne no sólo se relaciona con el uso de mascarilla, sino que además fuimos viendo que empeora con el estrés.

El estrés y sus efectos en la piel

El estrés tiene efectos bastante dañinos en nuestra piel, pues no solo con nuestras emociones juega, sino que además es responsable de que nuestro cuerpo comience a liberar histamina, una sustancia que desencadena la respuesta inmunitaria alérgica. Eso, sumado a la producción de adrenalina y cortisol, hormonas que logran hacer un desajuste con otras hormonas presentes debilitando el sistema inmunitario, y que inflaman aún más la piel propensa a la aparición de acné, incrementan la producción sebácea y por ende, la presencia de acné.

¿Cómo podemos identificar los efectos del estrés en nuestra piel? Vas a notar que aumenta la sensibilidad de tu piel, por ello comenzarás a sentir ardor, picor en la piel, eritema y mucha picazón, pero también aumentará la producción sebácea en las glándulas (por acción directa del cortisol).

¿Cómo prevenir o minimizar el impacto de la mascarilla y el estrés en el acné?

Como el uso de mascarilla debe ser algo obligatorio y no se puede dejar de usar, lo que se recomienda es una serie de pasos que nos ayudarán a reducir la probabilidad de sufrir de brotes o extrema sensibilidad.

1) Nuestra rutina debería ser más corta de lo habitual:

– Doble limpieza cada noche para poder limpiar apropiadamente la piel del exceso de sebo y de la suciedad acumulada en el día.
– Uso de algún tónico calmante para ayudar a hidratar nuestra piel y a la vez ayudar a reducir la inflamación.
– Uso de antioxidantes para reducir la inflamación y ayudar a controlar la secreción sebácea, además de que mejoran la función barrera de la piel.
– Uso de un hidratante ligero para no recargar la humedad de nuestra piel en ese ambiente siempre caluroso, húmedo y lleno de bacterias que está en el sector que nuestra mascarilla nos tapa.
– Durante el día, siempre aplicar y reaplicar protector solar. Recuerda que la exposición al sol también causa una respuesta inflamatoria desde nuestra piel.

2) Tenemos que evitar usar maquillaje pesado o cremas muy pesadas bajo la mascarilla porque empeoran la congestión de los poros, y su inflamación.

Busca una crema o emulsión más ligera que hidrate pero no en exceso. Y con respecto al maquillaje, lo mejor sería que utilizaras un protector solar con efecto tone-up cómodo y que sientas que te deja bonito sin resecar, o un protector solar con color. Si aún quieres usar maquillaje, busca una bb cream ligera que no aumente el nivel de sebo ni te deje una sensación pesada u oleosa.

3) Cambiar la mascarilla frecuentemente o lavar aquellas que se pueden reutilizar. 

Al tomar esta medida reducirás la posibilidad de que tu piel brote por exceso de humedad presente en la mascarilla.

¿Cómo ayudar a nuestra piel cuando ya presenta maskne?

Como el acné es una afección inflamatoria, la clave para calmar esta inflamación y poder ayudar a nuestra piel en su regeneración, es ayudar a que la piel se desinflame, y eso lo lograremos primero, con doble limpieza en la noche, y luego utilizando un sérum de retinol o niacinamida, o un producto que contenga ácido salicílico o su alternativa más gentil, el LHA.

Las vitaminas (antioxidantes) antes mencionadas, además de entregar acción antiinflamatoria a nuestra piel, ayudan controlando la secreción sebácea y mejorando la función barrera de la piel, mientras que los exfoliantes químicos (BHA y LHA) ayudan descongestionando los poros, y controlan el exceso de sebo en su interior, limpiándolo.

Luego utilizaremos un tónico calmante para ayudar a nuestra piel a retener la hidratación en ella, pues recuerden que la barrera de la piel se ha debilitado o dañado con el roce y la irritación/inflamación. Tras el tónico, podemos utilizar una crema o loción con ceramidas, para calmar y humectar la piel, así como también podríamos elegir un producto con Pantenol, Artemisia, Centella asiática o sus derivados como el Madecasoside. Derivados de la manzanilla como el bisabolol y el Guaiazuleno también ayudan a calmar la piel de irritaciones.

Tip: una vez a la semana utiliza una mascarilla de arcilla para que ayude a adsorber el exceso de sebo que produce tu piel. Yo he estado utilizando la mascarilla de Artemisia de Isntree y además de controlar el sebo, también ayuda calmando mi piel, ¡doble beneficio!

*Recuerda que si los brotes acneicos pasan de ser un par de granitos en la zona cubierta por la mascarilla, o tu piel está en extremo sensible y se enrojece o duele, debes visitar al dermatólogo para pedir un tratamiento adecuado.

¡Cuéntanos si has tenido Maskne o cómo ha cambiado tu piel con la contingencia!